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jueves, mayo 01, 2008
Desde Medellín hacia el occidente, pasamos Robledo, San Cristobal, el Tunel de Occidente (el más largo del país, el más moderno y por el cual no caben los containers con la mercancía que debiera llegar desde Turbo), para tomar la autopista hacia San Jeronimo y ver la urbanización creciente, el auge de las “casas de verano” y finalmente sentir ese veintecito caliente en la cara: Bienvenido a Santa Fe de Antioquia. Llegamos, sonreímos, avanzamos por las calles empedradas, con sus portones y su publicidad sin pretenciones, llegamos como siempre a la casa de Doña Adelaida, impecablemente limpia, baldozas amarillas y rojas, una bendición de $12.000 por persona, nos aligeramos de ropa y de ahí directo a la Plaza Principal, juguito de mango a la sombra y la revoltura musical con electrorock, techno y guasca (música de pueblo, simplemente), viendo pasar tranquilo el calor y el tedio de la tarde.

Recorrer las calles, subir, voltear, volver al mismo punto… En el parque, helado de ron con pasas y salir a caminar el lado colonial, el de la primera Capital de Antioquia con sus casonas y sus placas recordatorias con próceres e historias olvidadas...


Recorrer las calles, subir, voltear, volver al mismo punto… Tamarindos con arequipe y en la noche función del Festival de Cine, proyecciones bajo el cielo estrellado y rematar bailando salsa en las calles con media botella de Candela por $2.000 y ese sabor dulce que parece inofensivo...


Recorrer las calles, subir, voltear, volver al mismo punto… Comenzar un nuevo día, desayuno en el Pielroja, calentao con arepa y quesito, piscinazo aunque las mamás dijeran que no se podía meter lleno y luego Festival de Fotografía, atrapando bicicletas, carnicerías, tiendas, campesinos, todo tan fotogénico, tranquilos con la cámara, tan relajadamente que no parece Colombia...


Recorrer las calles, subir, voltear, volver al mismo punto… La Semana Santa, la “tercera más bonita de Colombia”, partiendo desde la Catedral Basílica Metropolitana y pasando por la Iglesia de Santa Bárbara, hermosa, iluminada de noche, y también en el parque las chivas esperando eternamente que los campesinos quieran volver a sus veredas.


Recorrer las calles, subir, voltear, volver a al mismo punto… Tomar los mototaxis para conocer el otro lado del pueblo (valor de la carrera mínima, $2.000), el lado no turístico, el que ves apresuradamente cuando vas al Puente Colgante de Occidente, el de los recuerdos, el que unía a Santafe con Sopetrán y por donde sacaban el café para luego comerciarlo con el mundo entero.







Recorrer las calles, subir, voltear, volver a al mismo punto… Santafe de Antioquia, con su festival de la Olla en honor al sancocho, con sus 25.000 habitantes, con sus campesinos, con sus personajes y sus apodos (Care Caldo, Mondonguita, Los Gualembos, Las Morcilleras, Jorge Chorizo). Santafe de Antioquia, en cualquier época del año, siempre algo rico para hacer.

Recorrer las calles, subir, voltear, volver a al mismo punto… Todos tenemos algún lugar que nos devuelve la fe. Para mi es Santafe de Antioquia.